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Un vez soñé con calles color tierra, suelen tener ese color cuando efectivamente son de tierra; claro que hay tantos color tierra como recuerdos guardan las personas...
Un vez soñé con los fresnos de esas calles. Uds saben que los fresnos son árboles graaaandes que se vuelven amarillos en otoño y pierden todas sus hojas. Un espectáculo digno de ver en las calles de mi pueblo.
Un vez soñé con siestas y estampidas, con barro y galletitas. Una vez soñé con bicicletas, siempre viejas, ¿te acordás Edgar, de nuestras bicicletas? Soñé que plantábamos un árbol en alguna plazoleta. Y crecía, no lo arrancaban, crecía. Soñé que pedaleábamos hasta el Hospital todos los martes. Y reías. Soñé la galería. Las perras y las vías ¿¡te acordás de las vías!?
Soñé la pasarela y la heladería. Soñé la crueldad, y con la envidia...
Los niños no somos inocentes.. conocemos lo peor de las personas en la niñez, para eso sirve la niñez, para descubrir. También para descubrir a los amigos. Si nacieramos adultos y tuviéramos que enfrentarnos al mundo sin haber vivido niñez alguna, pereceríamos al primer instante. La niñez nos hace fuertes, nos enseña a sobrevivir y nos sobrevive. Y si nosotros sobrevivimos a la niñez lo hacemos gracias al que juega al lado nuestro.
¡Qué llenos de infancia estan nuestros días!
Una vez soñé con vida transcurrida
Un día me desperté y pensé
que habías sido mi amigo toda mi vida.
No tuve que soñarlo.
Era de día.
15 de Julio de 2008.
Casi la esquina de mi casa, nuestro barrio.
Los fresnos, el chivato, el pino, la araucaria
Edgar y yo debemos andar por ahí.
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